#CORONAVIRUS: VIZCARRA PROTEGE PRIMERO LOS NEGOCIOS CAPITALISTAS ANTES QUE LA SALUD Y LA VIDA DEL PUEBLO
“Es la
Primera Guerra Mundial de este Siglo”, dijo Emmanuel Macrón el presidente francés,
al referirse a la pandemia del Covid 19 que sacude al mundo estos días. La
Primera Guerra produjo entre 13 y 18 millones de muertos además de destrucción
y pérdidas infinitas. Macrón nos está diciendo que la catástrofe que vivimos
tendrá dichas proporciones.
Esto es lo
primero que hay que tener claro porque todas las autoridades, desde los que son
displicentes como Trump hasta los que han tomado medidas que parecen “radicales”
como Vizcarra, disfrazan la verdad mientras nos llevan a un auténtico genocidio.
En el inicio de la Primera Guerra también ocurría lo mismo y hasta mucha gente
del propio pueblo se alistaba con entusiasmo para ir al combate, sin siquiera
imaginar la hecatombe a la que se dirigía.
La pandemia
Por eso
nuestra primera obligación es decirles la verdad a los trabajadores y a los
luchadores, por más dura que sea, de manera diáfana y sin subterfugios, porque
de ella se deben derivar las urgentes tareas que necesitamos encarar ahora para
no llegar al desastre que pronostica Macrón y que el Gobierno conoce, para salvar
a las mayorías y salvarnos a nosotros mismos.
En España e
Italia los muertos diarios ascienden en promedio a 700 en cada uno y, aún así,
dicen que el clímax recién se verá en el transcurso del mes de abril; y eso que
son sociedades organizadas, ricas y reciben ayuda de todo el mundo. Inglaterra
y EEUU recién iniciaron su ascenso a lo peor y dependiendo, sobre todo en este
último, que endurezcan sus medidas, las muertes también escalarán a cifras similares
hasta mayo o junio. En tanto, Bolsonaro en Brasil y López Obrador en México, subestimando
la epidemia y negándose a ver lo que sucede en el mundo, se resisten a combatirla
y conducen a sus pueblos a un verdadero genocidio.
En nuestra
región los gobiernos vienen aplicado medidas similares a las de Vizcarra, aunque
este aparece como el más avanzado en la lid. En realidad cualquiera comparado
con Bolsonaro luce avanzado. Pero de aquí a pensar que esté haciendo todo lo
que se necesita hacer existe un abismo de diferencia. Si se cree que ha hecho
bastante en realidad no se sabe la magnitud de la amenaza a la que nos
enfrentamos. Y la sensación de conformismo, y peor la idea de que él es nuestro
“salvador”, idea que se impregna en amplios sectores desde mismo Palacio y los
medios de comunicación, es lo peor que nos puede ocurrir porque nos desarma
para enfrentar los verdaderos problemas y al mismo Vizcarra como responsable de
ellos. La analogía de la Primera Guerra no es casual: en ella también los
pueblos que marchaban a la guerra vivando a sus gobernantes, a los pocos años, desgarrados
por las muertes, el hambre y el sufrimiento tuvieron que alzarse hasta derrocarlos
y producir grandes revoluciones.
¿Derrotar o paliar la pandemia?
La pandemia
puede ser un fenómeno natural pero el problema es cómo se la combate. Lo que
estamos viendo es que no se la combate
para acabar con ella y salvar a la población, sino enfocado en cómo primero se protege y salva los
negocios capitalistas. Por eso vemos lo que sucede en Europa y ahora en
Gran Bretaña y EEUU. Vizcarra no es la excepción.
Todos comprobamos
que ante la versatilidad del virus las medidas aplicadas por el gobierno no han
resultado suficientes. Tampoco van a resultar suficientes los 13 días
adicionales de cuarentena porque las
medidas restrictivas no son suficientes y menos eficientes ni eficaces. Por
tanto, la cantidad de contagios, enfermos y muertes va a seguir escalando las
siguientes semanas.
La
cuarentena en la ciudad China de Wuhan donde se contuvo con éxito la pandemia fue
de más de 60 días, fue absoluta porque su régimen dictatorial y se sostuvo en un
extraordinario soporte sanitario y social, cosas que aquí no existen ni de lejos.
Por eso que el gobierno nos dice que con sus medidas no pretende derrotar al virus sino solo “aplanar la curva”, esto
es, evitar que escale más y se torne incontrolable. Terminada la cuarentena la pandemia
continuará, con suerte más contenida, y con restricciones y todo en los meses
siguientes hasta el fin de año quizá haya rebotes y nuevas cuarentenas. ¿Hasta cuándo?
Quizá hasta cuando llegue la vacuna inmunizadora, que se estima en un año. Todo
esto significará un alto costo en vidas y un mayor deterioro económico pagado
principalmente por los trabajadores y los más pobres; los ricos no van a
trabajar, y si enferman tienen a su disposición los mejores servicios de salud.
Aún así se pretende que, gracias a Vizcarra, no nos irá peor.
¿Cómo derrotarlo?
Nosotros no
podemos aceptar esta política que evita la masacre general por una masacre
graduada o “racionada” por el tiempo que, al final, igual nos condena a
enfermar y/o morir. No la aceptamos porque se puede derrotar al virus y salvar
a la población aplicando medidas realmente radicales que el gobierno, ensoberbecido
y guardián de los negocios capitalistas, ni siquiera quiere escuchar.
Para
derrotar la pandemia con el concurso de todo el pueblo organizado, se debe garantizar:
-Confinamiento
total de por lo menos 2 meses asegurándole a los trabajadores y al pueblo pobre
sus salarios y el sustento diario y los servicios básicos.
-Sistema de salud
y sanitario único controlado por el Estado, con kits de análisis, equipamiento médico,
hospitales, unidades de cuidados intensivos, etc., y reparto a toda la
población de los dispositivos sanitarios y de protección primarios.
La
aplicación de estas dos medidas demanda otras dos condiciones: involucrar a las
organizaciones sociales a tomar en sus manos esta batalla, y usar todos los
recursos privados y públicos para ese fin.
Pero Vizcarra
no hace esto ni nada parecido. En lugar de apoyarse en las organizaciones
populares para que ellas con sus rondas urbanas y campesinas garanticen las
medidas de aislamiento social, él nos acuartela y reprime. La burguesía puede
quedarse en sus cómodas residencias y la clase media aplaudir desde sus
balcones, pero la mayoría pobre debe salir a buscarse el pan de cada día y muchos
incluso deben salir a buscar agua porque carecen de ella. Para obligarnos a acatar
su acuartelamiento Vizcarra suelta algunos paliativos para la población
hambrienta: 380 soles que no alcanza y menos llegan a todos los que lo
necesitan, y una bolsa de víveres que será para comer un día; mientras
militariza el país y amenaza con más represión. Como resultado la gente pobre comienza
a protestar y tiende al estallido, algo que ya está sucediendo en los penales.
La otra plaga: derrumbe de la
economía
Como otra
plaga que cae sobre nosotros se produce un derrumbe de la economía. La economía
capitalista ya se encontraba al borde de la recesión mundial pero ahora con la
pandemia va camino a la bancarrota. En este entorno externo e interno, las
grandes empresas buscan disminuir sus pérdidas y ajustan gastos e inversiones y
el primero que más recortan es el de los trabajadores. La consultora Apoyo
informa que este año la economía nacional caería 4.5 puntos del PBI, y ella misma dice que cada punto representa 50
mil empleos formales menos, es decir nos dice que habrán 250 mil despedidos del
sector formal (además de recortes de salarios y otros beneficios). Otro medio
informa que ya se ha producido la quiebra de numerosas micro y pymes que han dejado
a 1 millón de trabajadores en la calle.
¿Es inevitable?
No. Se puede
salvar la economía de los trabajadores y de los más pobres. Por supuesto:
-Prohibiendo
los despidos y recorte de derechos obreros.
-Con un Plan
de Salud y Sanidad y otro de Obras Públicas que genere empleo masivo.
-Con un plan
de apoyo a las micro y pequeñas empresas
Los recursos
los tienen el Estado y los capitalistas y hay que echar mano de ellos.
Primero es la
vida de miles de obreros y pobres. Pero Vizcarra no hace ni piensa hacer nada
de esto porque para él primero se trata de preservar primero los negocios
capitalistas. Por ello no toca ni un centavo de los empresarios para combatir
la pandemia, y tampoco le toca los bolsillos para que paguen los costos de la
crisis. Hace exactamente lo contrario: dicta medidas para “aliviarlos” y más
adelante soltará más plata en su favor, como hacen Trump y Bolsonaro, mientras
les deja las manos libres para que estos a su vez apliquen otra masacre a los
trabajadores con despidos y recortes laborales.
Sí hay
salida a la gravedad de la crisis actual. Sí hay futuro en el horizonte para
nosotros la clase obrera y el pueblo pobre. Solo tenemos que luchar por las
salidas propuestas u otras parecidas, y hacerlo con energía y coraje, contra
todos nuestros enemigos que con falsos discursos nos llevan a la muerte o al
simple desamparo.
Totalmente de acuerdo,tenemos que hacer algo y como ciudadano peruano quedo a su disposicion
ResponderEliminarSi me da un correo y un nombre podemos intercambiar informacion. gracias
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