¿QUIENES GANAN Y QUIENES PIERDEN EN LAS ELECCIONES DEL 26 DE ENERO?
Redacción de Red Obrera
Con la
canción El Baile de los que Sobran coreado por millones en las calles de Chile,
la juventud y el pueblo pobre de este hermano país, se levantaron contra la
tiranía del libre mercado capitalista y su gobierno, demandando una sociedad
más justa.
Otros tantos
millones de pobres y excluidos de nuestro país, este 26 de enero iremos a expresarnos
en las urnas, coreando nuestro propio baile, esta vez en repudio a la reedición
del sistema político y electoral con el que los ricos se hicieron y hacen más
ricos, y con el que sus partidos se corrompieron y se corrompen hasta la médula,
mientras nos hunden en la pobreza.
Por supuesto,
no nos referimos a los escasos candidatos y electores, en particular
trabajadores, que concurren a las elecciones con sanas promesas e ilusiones, que
son la minoría dentro de un vasto sector de jóvenes sin futuro, de obreros
desempleados, de madres sin un pan para sus hijos, que frustrados por el total
descrédito del sistema y de sus políticos de derecha y de “izquierda”, descrédito
que se corrobora con la imagen de un proceso electoral gris y carente de todo
estímulo, y que al no saber por quién votar muchos se inclinan por el voto
viciado o en blanco, o simplemente decidirán su voto en la cola, haciendo de
estas elecciones una de las más insulsas de nuestra historia.
Y no les
falta razón. Si nuestros hermanos chilenos dicen no son 30 pesos sino 30 años,
nosotros podemos decir, para no ir más lejos, que son 20 años de “democracia” fraudulenta
en las que votamos para que los “políticos” de turno hagan más ricos a los
ricos, nos engañen, roben y encima se peleen unos contra otros o corruptos
contra corruptos. Y la elección del 26 de enero es más de lo mismo.
Para colmo, estas
elecciones tienen nombre propio: Vizcarra. El presidente disolvió el odiado
Congreso con la pretensión de combatir la corrupción y elegir otro más afín a
las expectativas populares. Pero, ¿qué estamos a punto de obtener? Otro igual o
peor, con AP, APP, PPC y el partido Morado serviles de la CONFIEP como
principales opciones; con el fujimorismo fuertemente vigente y con la novedad
de la aparición de otras fuerza más oscuras aún como Podemos, Vamos Perú y
Solidaridad Nacional, que crecen a expensas de la “izquierda” que verá reducida
sus mandatos. Es decir, volveremos a tener un Congreso igual o peor del que se
disolvió el 30 de setiembre.
Claro, muchos
aplaudieron la disolución del Congreso porque ya era insoportable. Pero de ahí
a vendernos las elecciones como la gran solución y pintar a Vizcarra como a un
héroe, es una estafa, la estafa de
Vizcarra y del sector que lo apoya, y que ha servido únicamente para
empoderarlo a fin de que siga prestando mejores servicios a la CONFIEP y a la
aplicación de su agenda laboral.
De aquí la
frustración actual, el desdibujamiento de las expectativas creadas tras el 30
de setiembre. Esto es lo que alienta el sano escepticismo de los sectores de
avanzada del movimiento obrero y popular que asisten forzados y sin opciones a
votar en las elecciones de este domingo 26.
Vizcarra gana y la izquierda
pierde
A Vizcarra
esto no le interesa. Él ya ganó. Además, luego de estas elecciones vendrá otra con
la que nos tendrá entretenido hasta el 2021, opacando así no solo su
responsabilidad para con la resolución de los problemas medulares del país sino
con el cumplimiento de sus propias promesa de lucha contra la corrupción y de
reforma del sistema político y judicial, las que se irán evaporando.
Quienes son
presas de su propio juego son todos los que lo sostuvieron y sostienen, donde
ninguno se puede sentir ganador y dueño del espacio que dejó el cierre del
Congreso, entre ellos la misma “izquierda”. Todos estos sectores no han crecido
en las actuales elecciones. En el caso de la “izquierda” en los hechos hizo un
pésimo negocio: perdió 20 curules y ahora pelea por unos cuantos. En el caso
del fujimorismo, que se dio por muerto, sigue en pie. Esto explica por qué
desde los grandes promotores del 30 de setiembre, a pocos días de las
elecciones, vengan agitando el fantasma de la vuelta del fujimorismo y del “peligro”
que significaría votar en blanco o viciado, en lo que es un llamado desesperado
a votar por ellos mismos.
Todo esto,
repetimos, reafirma la vuelta al escenario anterior al 30 de setiembre, de
polarización y crisis, pero donde se diluye cada vez más el discurso oficial de
la lucha contra la corrupción y el de la reforma política y de la justicia,
quedando en pie únicamente la continuidad de la política económica y de reforma
laboral que nos afecta a los trabajadores.
Todo esto
confirma que el régimen no se renovará con maniobras electorales sino que debe
der derrumbado y refundarse de raíz, y que el fujimorismo y todos los demás
partidos patronales y reaccionarios no serán derrotados con maquinaciones,
incluso de otros corruptos, ni con el voto, sino en las calles, poniendo en pie
una opción independiente de los trabajadores que abandere los intereses de los
más pobres.
De este
modo, aunque desde Palacio y las portadas de algunos diarios nos sigan
vendiendo ilusiones, el 26 de enero deberá acabarse la farsa y podremos ver
nuevamente con más claridad a nuestros verdaderos enemigos, los que no se
reducen al fujimorismo como interesadamente se nos ha pintado hasta hoy, sino que
comprenden a todos los viejos y nuevos partidos de la burguesía adocenados al régimen,
y donde Vizcarra es su máximo representante y principal ejecutor de las
políticas que afectan al pueblo trabajador.
Si bien Vizcarra ganó tiempo y algunos puntos, y tiene una
nueva válvula con la salida electoral del 2021, sus recursos demagógicos
apuntan a agotarse y cada vez él como el mismo régimen con el Congreso
reciclado, serán más débiles para enfrentar las demandas populares.
Las nuevas tareas
Ante esto es menester poner en pie una alternativa
independiente de los trabajadores, con su lucha, sus sindicatos y su propio
partido político, para forjar una nueva salida. Esta alternativa no pasa por el
Frente Amplio, Nuevo Perú ni Juntos por el Perú, quienes han tenido un papel
por demás vergonzante en todo este proceso al convertirse en escuderos de
Vizcarra, renunciando a una posición independiente e identificada realmente con
los trabajadores, postura que hoy repiten cuando sus diversos candidatos se
ofrecen como alternativa para “rescatar la imagen del Congreso”, razón por la
que hasta obtendrán menos votos. Necesitamos una alternativa realmente obrera y
con un programa obrero, forjado no en los turbios procesos electorales sino en
las luchas.
Si algo
bueno no trae estas elecciones que “disuelve” las falsas expectativas generadas
en torno a Vizcarra y el cierre del Congreso, es volver la vista hacia nuestras
fuerzas y organizaciones, hacia la lucha y la organización por abajo para
alcanzar nuestras reivindicaciones, y retomar la lucha contra el gobierno y su
reforma laboral.
Solo de esta
manera es posible que empezaremos a corear El Baile de los que Sobran ya no en
las urnas sino en las calles, como se hace en Chile, y que ha demostrado ser la
única garantía para derrotar a nuestros enemigos y el único camino para alcanzar
nuestras aspiraciones.
Comentarios
Publicar un comentario