CELIMA: CUANDO LOS INCESANTES ABUSOS MATARON TODOS LOS MIEDOS

 

En la mañana de hoy jueves 27 de mayo, los obreros de Celima protestaron en la puerta de la fábrica contra la infinidad de abusos de la patronal.

Dos pliegos sin solución y ninguneo total a sus demandas, en un contexto donde deben trabajar manteniendo la producción pese a los contagios, enfermedades y hasta muertes de algunos de ellos, y sufriendo la carestía de la vida agravada con las nuevas alzas de las subsistencias, colmaron toda paciencia y los obreros pusieron en marcha un plan de lucha.

Este es el segundo plantón, que se suman a la decisión de no trabajar los feriados -- que se cumple al cien por ciento--, y ellos se desarrollan con vistas a un paro y hasta la huelga indefinida, en una pulseada que avanzará tanto como la empresa no resuelva sus reclamos.

Un centenar de obreros parados en el frontis de la fábrica con sus banderolas y pancartas gritando por sus demandas, miran su futuro inmediato como un desafío nada fácil. La patronal no solo no atiende su pliego de reclamos sino desata una ofensiva en mayor escala: compra renuncias en Celima, y en Trébol y Comicsa --además de la suspensión perfecta que aplica desde cerca de un año--, más de un centenar de trabajadores fueron puestos en cese colectivo y otros simplemente fueron despedidos. Más que una lucha por un aumento decente, se trata de una lucha por la defender el trabajo y, en últimas, por la misma defensa del sindicato elevada en el último muro de defensa ante los planes patronales.

Viendo así el panorama cada vez más trabajadores se afilian al sindicato, la base se organiza e inicia acciones que fortalecen su disciplina y acrecientan confianza en sus propias fuerzas, y se ven fortalecidas por la solidaridad obrera que la acompaña.

Esta mañana se hicieron presente las aguerridas compañeras del Sitobur y Sitomun, encabezadas por la congresista obrera electa, Isabel Cortés, y el dirigente Raúl Oviedo. También llegaron delegaciones de Molitalia, San Lorenzo, Sitob, Trébol, Cogorno, y reconocidos luchadores como Percy Cárdenas y Diner Cotrina. Aún así todo indica que se necesita más para ganar.

A ninguna empresa de la magnitud de Celima, en plena operación y con márgenes de ganancia aceptables, le significa ningún problema otorgar un aumento aunque sea modesto y mejorar la calidad de vida de sus trabajadores; un reconocimiento que redundaría incluso en una mejor productividad. Pero para los empresarios como en Celima, no es un problema de soles.

Para todos ellos se trata de seguir aprovechar la pandemia y la angustia que crea en los obreros, para aumentar las condiciones de explotación del trabajo (racionamiento de personal, ampliación de jornadas, despido de activistas) y para desmoralizar a los trabajadores haciendo que pierdan confianza en sus fuerzas y en sus  organizaciones para que a la postre se arrodillen ante la patronal.

Este cuadro se ha agravado en las elecciones, donde pretextando la amenaza “comunista” los empresarios fugan capitales del país y congelan proyectos de inversión, castigando aún más la precaria situación económica que perjudicando sobre todo a los trabajadores y más pobres, como una forma de extorción para favorecer a Fujimori, candidata de la CONFIEP. Y en caso gane Pedro Castillo, como adelantan todas las encuestas, ya anuncian un contraataque.

Los trabajadores, por supuesto, la tienen clara: hay que cerrarle el paso a Fujimori que representa una amenaza directa contra la clase obrera, votando por Castillo. Sin embargo, Castillo tampoco es santo de su devoción, o su salvador. Primero, porque no asume las demandas de la clase obrera; al contrario, ha suscrito compromisos claros con la patronal para mantener la continuidad del modelo económico y del ordenamiento político, lo que no le permitirá realizar ningún cambio de fondo. Y, segundo, aún si tuviera la voluntad de hacerlo, estará impedido por toda la institucionalidad y la mayoría del Congreso que no le permitirán mover ni un dedo. Y este panorama, será aun peor si gana Fujimori.   

Ante este cuadro de inminente endurecimiento patronal, lo decisivo es y será la lucha obrera y popular para hacer realidad la solución de las demandas.

Y para preparar esta lucha es decisivo mantener la independencia política, porque todo compromiso con Pedro Castillo, y a renglón seguido el apoyo a su gobierno en caso gane, como hace y se compromete la CGTP (que se subió a su coche), significan atar de pies y manos a la clase obrera para enfrentar ese endurecimiento patronal.

Así parecen ver la película, al menos esta fracción avanzada de la clase trabajadora peruana. Marchando en medio de la llovizna, el amanecer gris, frío y tumultuoso de la gran ciudad, los obreros de Celima y sus hermanos solidarios, parecen dar los primeros pasos de una lucha que avizoran desafiante. Por supuesto, en este caso la patronal tampoco la tiene todo consigo. Tiene demandas y pedidos que corren el riesgo de no ser atendidos. Y más, si la lucha es firme, unida, y convocante y ejemplar hacia otros sectores, la afecta más, y puede resultarle menos cotoso buscar un arreglo que mantener su intransigencia.  

Así, pensando en estos pros y contras, y luego de agotar sus últimos esfuerzos marchando por la Panamericana Norte, los obreros de Celima terminaron la jornada y al final recogieron sus banderolas y guardaron sus megáfonos y parlantes, pensando en la siguiente acción, hasta la victoria.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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