TRABAJADORES DE COGORNO SE UNEN PARA ENFRENTAR LOS DESPIDOS

En medio de la adversidad, una gran noticia que abre una nueva perspectiva para la lucha

Escribe: Freddy Salazar

Con consignas de lucha agitadas a viva voz y con visible entusiasmo expresado en sus rostros, los trabajadores del Sindicato Nacional de Cogorno, Sintracsa, concluyeron su asamblea general realizada este domingo 19 por para abordar el grave problema de los despidos masivos.

Como sabemos, a fines del mes de marzo la empresa presentó una segunda solicitud de “cese colectivo” luego de desistirse de la primera que venía gestionando desde del año pasado, y que obtuviera resolución favorable a los trabajadores. Esta segunda solicitud fue presentada con el argumento de la aplicación de un “plan de reestructuración”, y que ha implicado el cierre de la planta de Fideos del Callao que es la más importante y emblemática del grupo.

Los trabajadores incluidos en esta segunda solicitud de cese ascienden a más de 40, aunque desde que se inició este proceso aproximadamente unos 70 fueron forzados a renunciar, con lo que el ajuste afecta a la mayoría de obreros. En dicha solicitud se incluye a los principales dirigentes de ambos sindicatos, no solo de la planta que acaba de ser cerrada sino incluso a los que trabajan en la planta de Molino del Callao donde sus puestos han sido reemplazados por otros.

De este modo, en la planta de Molino del Callao debería presentarse excedente de trabajadores, pero sucede lo contrario: hay excesivo faltante de trabajadores. La empresa no solo ha echado a los trabajadores de una planta sino que al mismo tiempo aplica un plan de “racionalización” brutal en la otra, sobrecargando la labor en pocos obreros, incluso asignándole funciones que implican responsabilidad y riesgo, hasta un punto en la que parece pretenderse que nadie tenga tiempo ni para respirar.  

Esta misma situación se vive en la planta de Trujillo, aunque en estos momentos dicha planta se encuentra paralizada por carencia de materias primas. Así, el estado de zozobra e inseguridad de los trabajadores se ha generalizado porque incluso aquí corre el fantasma de más despidos.

El cese colectivo ha sido solicitado por la empresa en la Dirección Regional del Callao luego que la primera fuera gestionada en la nacional de la Av. Salaverry, arguyendo que la “reestructuración” sólo comprende a sus plantas de dicha región. Esto es absurdo, porque al tratarse de una empresa nacional la reestructuración afecta al conjunto, como la realidad viene mostrando. En realidad la empresa busca obtener en esa instancia una resolución favorable para su solicitud. Lo cierto es que el nuevo cese fue presentando en marzo y hasta ahora no se procesa por esta maniobra, produciendo una dilación que solo afecta a los trabajadores que se encuentran en la calle.

El “plan de reestructuración” alegado por la empresa es una incógnita para los trabajadores que no saben a qué atenerse. Para la empresa los trabajadores somos objetos desechables: cuando los necesitaron los contrataron y explotaron todo lo que pudieron, ahora los echan sin siquiera respetar sus derechos ni menos interesarles su suerte y la de sus familias, pese a que le dedicaron años de su vida productiva. A ellos solo les interesa -como a todo capitalista- una cosa tan miserable como incrementar sus ganancias, mientras les quitan a sus obreros el mínimo derecho a trabajar para vivir. Por ello la “reestructuración” es llevada a cabo por nuevos administradores especialistas en despedir, cerrar y cambiar procesos de producción; es decir a aplicar medidas con ese fin y a ese precio.

Los despidos, al comprende a la mayoría de dirigentes de ambos sindicatos, no solo revela un plan de despidos masivos sino también el propósito de liquidar a las dos organizaciones sindicales. Los sindicatos son garantía de defensa de los derechos y de la conquista de otros. Por eso, como en este caso, los patrones siempre están viendo la oportunidad de deshacerse de ellos.

No se sabe el destino de la gran planta de Fideos del Callao: no se sabe si cerrará definitivamente para dar lugar a otro negocio, si será vendida (trascendió que Alicorp estaría negociando su compra) o será reactivada después con otros trabajadores  con menos derechos. Pero el hecho incontrastable que vemos en el mercado hoy es que no existe exceso de producción de fideos, por el contrario se la necesita; poniendo a producir al 100% dicha planta se puede abastecer de dicho alimento base a un amplio sector de la población necesitada. Para la empresa, así como no cuenta el destino de los trabajadores tampoco cuenta esta necesidad. Repetimos: ellos solo cuentan las ganancias que obtendrán con estas medidas socialmente deleznables.

Es un hecho que no se puede rechazar los despidos sin reclamar la reapertura de esta planta, que es un importante lugar de trabajo y producción. El mismo Gobierno que habla de reactivación económica no puede avalar el cierre de fábricas, como tampoco debería avalar los despidos porque los obreros también somos consumidores. La planta debe ser reabierta, y si la empresa no quiere puede y debe ser entregada a la administración de los trabajadores que saben muy bien como operarla. La administración obrera puede ser presentada como imposible por las autoridades y la empresa. Pero es una respuesta legítima de los trabajadores para defender el empleo, y se basa en la experiencia histórica de los trabajadores que la hemos conquistado múltiples veces cuando nos hemos visto enfrentados a esta situación, y que en las actuales circunstancias se hace preciso reconocernos en dicha experiencia.  

De hecho esto implica una dura batalla que va más allá del seguimiento de la demanda legal que se está haciendo. Más todavía. Por más que se tenga éxito en esta demanda, como se tuvo en la primera, nada asegura --como vociferan los propios funcionarios de la empresa-- que se presente una tercera y una cuarta solicitud de cese, en un proceso que puede dilatarse tanto hasta forzar al cansancio y a la renuncia, con lo que tarde o temprano la empresa podría alcanzar su objetivo. Por eso esta pelea necesita ser llevado al plano del Gobierno para que le dé una solución integral y definitiva, y para esa pelea no basta la fuerza de los obreros de Cogorno sino se requiere producir una fuerte movilización de la clase trabajadora. Derrotar el plan de la patronal en Cogorno es decisivo para la clase trabajadora porque significará derrotar un plan patronal que ya se aplica en varias empresas y que muy bien puede seguir extendiéndose y hasta normalizarse. Hay que poner el parche para que no reviente el chupo.

La gran noticia de esta situación difícil es que ha llevado a hermanar a los afiliados a ambas organizaciones, por la base y por arriba, colocando en agenda la unificación sindical para enfrentar esta dura pelea. Un primer paso es la realización de una asamblea conjunta de ambos sindicatos el próximo domingo 26, asamblea que indudablemente será un hito hacia la unidad.

En este ambiente la misma asamblea acordó por unanimidad participar en el Paro Nacional acordado por la central para el próximo 20 de junio, y se dispuso a preparar un calendario de movilizaciones.

Este hecho ha sido recibido con entusiasmo por los trabajadores de otros sectores, varios de cuyos dirigentes han saludado este paso y lo ven como un ejemplo a seguir en otras bases. La unidad de los trabajadores es fundamental para defender los derechos, más en los lugares donde se tienen a un mismo patrón. Y la lección es que no hay que esperar a estar en la calle para plantearla sino hay que hacerlo desde ahora, porque con una organización fuerte podríamos evitarlo o enfrentarlo en mejores condiciones.

La asamblea contó con la presencia solidaria de una importante delegación de dirigentes y activistas, entre ellos de la CGTP, de la CGTP Este, de Celima, del SITOB, de la Federación Textil, de Nestlé, y otros dirigentes que no pudieron hacerse presente hicieron llegar su saludo.

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