CON PEDRO CASTILLO CONTRA KEIKO FUJIMORI
El gran vencedor de la jornada electoral fue Pedro Castillo de Perú Libre, que obtuvo 18% de la votación nacional, dejando muy atrás a sus contendores, entre ellos a Keiko Fujimori, con quien (casi seguro) pasa al balotaje de la segunda vuelta. Ante esta nueva situación, los trabajadores debemos definir una actitud firme y clara.
Los
grandes derrotados han sido todos los partidos gobiernistas (Lescano, Forzay,
Acuña, Guzmán, Salaverry), quienes apoyan a Sagasti y apoyaron a Vizcarra, y que
son los directos responsables de la gestión desastrosa de la pandemia del covid
y de la profunda crisis social que vivimos, y a los cuales los medios oficiales
barajaron en todo momento como los grandes favoritos. En este pelotón se
incluye Verónika Mendoza de JP (respaldada
por la cúpula de la CGTP), que obtuvo también una pobre votación como castigo a
la política conciliadora que mostró todo este tiempo.
Pedro
Castillo irrumpió en la elección con el voto de las regiones y localidades más
pobres del país, sobre todo de la sierra altoandina (en la mayoría de las cuales
alcanzó una votación superior al 50%), mostrando, así, que era posible vencer la
mentira y el engaño de los poderosos que en su desesperación pretendieron
asociar a dicho candidato nada menos que con el terrorismo.
Esta
fue una votación extraordinaria que representa una clara respuesta popular al
gobierno, a las clases pudientes y a sus representantes, y a las políticas que
aplican, y que nos están haciendo pagar en forma brutal los costos de la crisis.
Hace
un año estamos sumidos en esta situación desesperante. La pandemia se ha
cobrado 150 mil muertos (la tasa más alta del mundo) por responsabilidad del
gobierno que nos dejó a la suerte de la pandemia por priorizar la reactivación de
los negocios capitalistas, de tal modo que hoy mueren más de mil cada día solo por
falta de camas UCI y oxígeno, y por la inmensa corrupción del Estado, que nos
ha dejado sin vacunas ni vacunación.
Y
mientras los grandes negocios (entre ellos la gran minería y la
agroexportación) obtienen inmensas ganancias, los trabajadores somos despedidos
por millones, a otros tantos se nos declara en “suspensión perfecta” y en cese
colectivo, y miles de informales son arrojados a la quiebra, extendiendo el
hambre en el país. Un cuadro desastroso nada menos cuando el país se apresta a
celebrar los 200 de proclamada la República, mostrando así que no han sido más
que 200 años de saqueo y explotación.
Ante
toda esta situación no se ha desatado una respuesta de lucha por la traición de
las direcciones, en particular de la CGTP que decidió colaborar con el gobierno y su política
criminal. Pero el pueblo pobre ha usado el terreno electoral para castigar a
los candidatos asociados con dichas políticas, y votando a favor del candidato
que, a su modo de ver, se oponía a ellos.
Pero
no perdamos de vista que el triunfo electoral de Pedro Castillo siendo
importante es, a su vez, parcial y limitado.
Es
parcial porque se beneficia del fraccionamiento y profunda crisis de los
partidos de la burguesía, hecho que le permitió abrirse camino hacia la segunda
vuelta. Pero, en ésta segunda vuelta enfrentará a un sólido frente burgués que intentará cerrarle
el paso. Derrotado todo el concierto del centro político, ahora todos los
sectores de la burguesía cierran filas nada menos que en torno a Keiko Fujimori
(la misma que hasta ayer señalaban como la encarnación de la corrupción y de la
dictadura) que hoy se erige como su salvadora.
Salvadora de la continuidad del modelo económico y político que está detrás del
profundo desastre a la que nos han llevado, y que claramente ha sido y es
cuestionada con la emergencia y alta votación obtenida por Pedro Castillo.
Pedro
Castillo, desde los rincones más pobres del país, emergió en el primer lugar de
la votación nacional enarbolando la convocatoria de un Asamblea Constituyente
que cambie las bases de la República por una más justa; planteando la
nacionalización de las minas, el gas y de los recursos naturales; demandando la
prioridad de la salud, educación y las necesidades básicas de las mayorías,
sobre los intereses y privilegios de las minorías.
Esta
es la razón del por qué hoy se inicia una nueva campaña. Una campaña en la que
toda la burguesía y los privilegiados, con todas sus fuerzas, se unen para
enfrentar y derrotar la opción política
y electoral que él representa, y para imponer la elección de Fujimori. A su
vez, para intentar, con ella, una contraofensiva que inflija una derrota al
movimiento obrero y popular y que preserve la continuidad del modelo que hace
más ricos a los ricos y que hoy está seriamente cuestionada.
En
esta línea, la guerra sucia contra Pedro Castillo arreciará ahora con más
fuerza para impedir por todos los medios la posibilidad de su triunfo en la segunda
vuelta.
Los
trabajadores debemos rechazar de manera firme y enérgica esta campaña sucia de
la patronal y sus voceros, hoy atizado por el miedo que anuda sus gargantas.
Asimismo,
estamos en la necesidad de tomar nota de esta nueva situación con la máxima
objetividad posible: Pedro Castillo no representa
a la clase obrera de manera orgánica, sino a los sectores populares
empobrecidos, y su programa es muy limitado
porque no recoge nuestras demandas fundamentales y porque no plantea una salida
de fondo para la crisis nacional sino solo su reforma. Pero con él es preciso
cerrarle el paso al plan patronal de imponer la elección de Fujimori.
Los
trabajadores necesitamos salir de la inmovilidad. No es posible derrotar el
plan de la burguesía sin luchas, o solo con el voto. Sin la clase obrera adueñándose
de las calles, sin la clase obrera poniéndose a la cabeza de la lucha popular, la
burguesía tendrá suficiente fuerza y recursos para acorralar al candidato
Castillo, ablandarlo y hacerle retroceder en su programa, como antes ya hizo con
Ollanta Humala.
A
caballo del triunfo que ha despertado la alegría y la esperanza popular, es
preciso poner en marcha ya un plan de lucha que desencadene la movilización contra
el Gobierno y por: a) oxígenos, camas UCI, vacunas y un plan efectivo ya para
contener la pandemia, b) bono universal para todos los desocupados equivalente
a un salario mínimo por el tiempo que dure la pandemia, c) reposición de
despedidos, anulación de los ceses colectivos y las suspensiones perfectas,
etc.
Y
demandar al candidato Castillo que haga suya estas demandas junto a su programa.
La
clase obrera está ante una nueva oportunidad. Hay que retomar la lucha
centralizada y unificada en post de recuperar los derechos perdidos en lo
inmediato, y en la perspectiva de forjar una salida de fondo ante la crisis
nacional.
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