EL CANDIDATO SILENCIADO
Redacción de Red Obrera.
El
hecho, en realidad, responde a una reacción del Gobierno contra un candidato
contestatario que gana importante apoyo en el sur y donde en cada mitin y
movilización concentra multitudes y gana adhesiones.
Si
algo caracteriza a estas elecciones es la abundancia de candidatos identificados con el gran
empresariado y que no generan un ápice de confianza en la población. Verónika
Mendoza (con los partidos de “izquierda” detrás de ella) era la llamada a hacer
la diferencia y a presentar una verdadera alternativa desde el campo obrero y
popular, pero se despinta. Se despinta porque apoyó a Vizcarra y ahora apoya a
Sagasti, nuestros grandes verdugos, y con ello renunció a liderar la lucha por
un plan alternativo para enfrentar la crisis sanitaria y económica que se ha
descargado sobre las mayorías. Se despinta también porque adelgazó su programa
para hacerse aceptable a la burguesía; por eso sus medios le dan cobertura presentándola
como la opción de “izquierda”. Y se despinta en el sur que era su bastión.
Su
despinte ha permitido que Lescano de AP levante vuelo en esa región y se
proyecte a escala nacional. Lescano aparece más a la “izquierda” solo porque
Verónika se ha derechizado, además es demagogo y su partido es el más
tradicional de la burguesía que si hace Gobierno hará lo mismo que sus predecesores.
Pero el despinte de Verónika también deja vulnerable su flanco izquierdo que es
donde crece la opción de Castillo.
Pedro
Castillo es un líder que mezcla dos mundos: es comunero y rondero y como tal un
típico líder andino, y es un líder magisterial que encabezó una poderosa y
exitosa huelga el 2017. Esto lo posiciona como una figura reconocida entre los
sectores más empobrecidos y combativos del país. Muy distinto a Verónika, que
salió de la entraña del humalismo y ahora es más producto de un trabajo
conjunto de viejos aparatos de izquierda con ONGs.
Casi
nadie cree en nadie y por eso las elecciones pasan deslucidas. Pero donde habla
Castillo las concentraciones muestran entusiasmo y sincera adhesión. Y es que
Castillo no aparece como un candidato más sino como lo que es, un luchador
campesino y magisterial, y habla con indignación, con el lenguaje que la gente
pobre espera escuchar en estas horas.
La
propuesta de Castillo es contestataria y de indignación y como tal es la única
que aparece en el otro polo en la actual campaña. De todo lo que plantea lo que
más destaca es su propuesta de nacionalización
de la minería, el gas y los recursos naturales, hoy saqueados por
multinacionales, y no le falta razón, pues es la única manera, o el primer gran
paso, para cambiar de verdad el país.
Pero
lo que no dice Castillo es que semejante nacionalización solo lo lograremos con
el pueblo y la clase obrera alzados en lucha, y enfrentados al gran capital, al
Gobierno y sus partidos, y no votando por él. El voto nunca cambia la vida sino
la acción y movilización. Por eso sus propuestas de cambios radicales dentro
del capitalismo no conducen a nada y solo indican buenas intenciones.
Pero
esta postura, que expresa la aspiración sincera de un sector empobrecido y
luchador del país, es silenciada por los grandes medios en la actual campaña; y
ahora, lo reprimen. Por eso hay que expresarle nuestra solidaridad.
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