LAS MUERTES POR COVID QUE SAGASTI NO PUEDE OCULTAR
El
señor Sagasti cuando juró el cargo citó un poema de Vallejo que es un canto a
la vida. En realidad debió hacerlo con Los Heraldos Negros porque lo que hoy
nos ofrece es solo dolor y sufrimiento.
Las
muertes por covid superan los mil por día y los máximos records de la primera
ola ya fueron superados hace varias semanas. Y todos sabemos el drama de la
falta de oxígeno y de camas UCI, y de la falta de asistencia a los enfermos,
razones por la que muchos mueren --sobre todo muchos trabajadores y pobres. Pero
nada de esto los resuelve el Gobierno.
El
caso de la falta de oxígeno es escandaloso. No se abastece lo suficiente porque
el gobierno no quiere direccionar la producción de las empresas para atender
esta urgencia. Y debe importar (importar aire).
La
propia “cuarentena” que puso en rigor hace un mes acaba de ser levantada no
porque haya logrado su propósito sino porque fracasó. Todos los indicadores de muertes y contagios siguen en aumento.
Pero el Gobierno disfraza el retroceso de sus medidas diciendo que lo hacen
porque están bajando los fallecidos diarios, es decir lo hace miente.
La
verdad es que estamos ante un retroceso del Gobierno por la demanda de los
sectores más pobres que pasan hambre y los pequeños comerciantes que se
arruinan y ya no aguantan más encerrados. Pero eso no lo convierte en generoso.
La
única forma de controlar la pandemia es el encierro. Pero el encierro aquí
significa morir de hambre porque el Gobierno no garantiza un sustento mínimo a
la gente y tampoco ayuda a los pequeños negocios. No se puede celebrar que la
gente prefiera morir por el virus que por hambre. Más bien debemos señalar al Gobierno
como él único responsable de esta salida, una salida que en una cruel
disyuntiva.
La
nueva apertura desatará entonces un incremento de casos, o al menos no achatará
el pico sino la hará más larga, con lo que seguirán enfermando y falleciendo
muchos en un verdadero carnaval de la muerte.
¿Es
posible otro curso? Por supuesto. Todos saben lo que debe hacerse: comprar
equipamiento, confinar a la gente, financiar a los más necesitados. Pero no se
hace simplemente porque se prioriza la actividad económica. La actividad
económica es la producción de ganancia, y esta se concentra en la gran empresa. El panorama del Perú hoy
es la que se vive en Marcona: los obreros y sus familiares enferman y mueren a diario,
mientras Shougang no para de producir ni un minuto. Las mineras obtienen
sobreganancias por el alza del precio de los minerales. Solo el cobre tiene el
más alto precio en diez años.
Así,
mientras crece la montaña de muertos se continuará fabricando ganancia
capitalista.
Nadie
puede esperar otra cosa del señor Sagasti y de los empresarios a quienes sirve.
Nadie puede esperar tampoco una actitud de rechazo del Congreso, de los
partidos patronales, del Frente Amplio y JP que solo adornan con lamentos su
política de conciliación, o de la CGTP que está en “cuarentena”.
Lo
único que podemos esperar es la respuesta de nosotros mismos, los trabajadores
y pobres, que convertidos en carne de cañón o material descartable por el puro
lucro capitalista estamos en la necesidad de ponernos de pie y decir basta ya y salir a luchar por nuestras
vidas.
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