EL MISERABLE. ¿SOLO ÉL?

 


Vizcarra y su esposa son los únicos en el Perú que están vacunados contra el covid desde octubre pasado.

Esta es la noticia de todos los medios. Se vacunaron usando el poder, a espaldas de todo el pueblo pobre que enferma y muere por el covid, sin pruebas moleculares, camas UCI, ni oxígeno porque Vizcarra se negó a comprarlos mientras fingía liderar la lucha contra la pandemia.

Los medios que respaldaron su gestión y que han tenido que tragarse muchos de los estropicios y sus casos de corrupción, hoy ya no pueden defenderlo y se apartan de él. Con cada escándalo Vizcarra va descubriendo el perfil de un político siniestro. El periodista Carlos Paredes publica estos días un libro biográfico del ex presidente bajo un título que resume su investigación: El Lagarto.  

Muchos se preguntan cómo un personaje que es un pozo de miserias humanas, haya tenido tanto apoyo popular y aun goce de ella, como lo muestra ahora que funge de candidato. Se suele culpar a la gente por respaldar a personajes de alcantarilla. Pero no dicen que esas figuras se fabrican en los grandes medios y se sostienen gracias a ellos. Son los medios los que endiosaron a Vizcarra y ocultaron su corrupción. Y lo hicieron por una sola razón: era el único que les garantizaba estabilidad política en medio de la crisis, estabilidad que demanda los negocios capitalistas a los que esos medios se dedican a servir.

Por eso esos mismos medios nunca hablaron ni lo hacen ahora, de lo que hizo Vizcarra contra la clase trabajadora: avanzó un plan de reforma laboral, permitió los despidos masivos, ceses colectivos y la suspensión perfecta, y observó normas que restituían derechos sindicales (la negociación colectiva en el sector público, entre otros).

Tampoco denunciaron la política de Vizcarra ante la pandemia, enfocada en proteger los negocios capitalistas a expensas de la salud y vida de la clase trabajadora. Nadie infligió tanto daño a la clase trabajadora que Vizcarra en su afán de servir a la CONFIEP.

Ahora, los sectores de poder más vizcarristas se separan de él porque pierde popularidad. Y edifican una nueva figura en torno a Sagasti, que tendría don de “gente”, a fin de que gestione la crisis y nos encamine hacia el puerto de las elecciones. El señor Sagasti puede tener otros modales pero su esencia burguesa hace que los trabajadores y pobres sigamos enfermando, padeciendo hambre y muriendo porque tampoco hace nada distinto. Ni siquiera nos abastece de oxígeno.

El drama de la clase trabajadora se agrava bajo Sagasti porque al igual que Vizcarra sigue centrado en proteger los grandes negocios capitalistas. Negocios que hoy lucen espectaculares: las mineras y agrarias exportan como nunca y ganan como nunca. El único “miserable” no es pues Vizcarra sino también Sagasti, toda la clase capitalista y todos los que defienden sus intereses.

Según la gran prensa, ayer el malo era el Aprofujimorismo y el héroe Vizcarra. Hoy el malo es Vizcarra y el héroe es Sagasti. Siempre el mismo cuento. Malo es el régimen de falsa democracia que permite que nos gobiernen toda clase de sanguijuelas. Malo es el sistema capitalista que hace más pobre a las mayorías y más rico a los ricos en medio de una pandemia.

Un sector avanzado de la clase trabajadora aprendió esta lección. Pero el Frente Amplio, Verónika Mendoza, el PC y Patria Roja se dedicaron a confundir a las masas trabajadoras y los llevaron a apoyar a Susana Villarán, a Ollanta Humala, a PPK y a Vizcarra. A apoyar a los agentes de apariencia “buena” de la burguesía cuando los trabajadores tenemos intereses opuestos a ella. Ha sido un crimen que hoy lo estamos pagando caro.

Hay que oponer a la burguesía en todas sus expresiones la independencia y lucha de la clase trabajadora. Hay que oponer al podrido régimen “democrático” otro régimen de verdadera democracia con un gobierno de los trabajadores basado en asambleas populares. Hay que oponer al sistema capitalista el futuro renovador de una sociedad solidaria y de iguales con el socialismo. Y avanzaremos hacia este camino solo, solo si  terminamos de desprendernos de esas direcciones conciliadoras y traidoras y ponemos en pie una nueva dirección obrera y revolucionaria.

Desde el PST y la LIT CI, con una trayectoria de luchas al lado de la clase obrera, le ofrecemos esta alternativa.

 

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