UNIR A TODA LA CLASE OBRERA CON LA LUCHA DE LOS AGRARIOS

 


Ingresamos a un momento crucial donde nuestros hermanos agrarios que retoman la lucha en condiciones más difíciles, demandan el apoyo de toda la clase obrera para decidir no solo su suerte sino también la suerte de todos los trabajadores.

La lucha agraria vuelve por tercera vez. Desde la madrugada de hoy los barrios obreros ubicados entre Chao y Viru en La Libertad retomaron los bloqueos en la Panamericana Norte en rechazo al proyecto de ley que horas antes aprobó el Congreso. Pese a la fuerte represión desatada por el fuerte contingente policial desplazado en el lugar, que ha producido nuevos heridos y detenidos, el bloqueo se mantiene ante la firme indignación que muestra la clase obrera que habita los numerosos barrios ubicados en la zona.

A los trabajadores les indigna que luego de 25 días de logrado la derogatoria de la Ley de Promoción Agraria (LPA) que mantuvo recortados sus derechos por 20 años, el Congreso no pudiera aprobar una nueva ley que reconociera su derecho y un salario justo que ellos estiman en 70 soles diarios.

Les indigna la falsedad del gobierno de Sagasti, que siendo elegido en contra de la represión de Merino reprima más que Merino (ya causó un muerto y decenas de heridos) y además se burle de su promesa de resolver el conflicto y se coloque de lleno del lado de la CONFIEP; por eso, desde los bloqueos algunos piden su renuncia.

En todo este tiempo el Congreso no pudo ponerse de acuerdo porque en su seno se expresan diversos intereses, sobre todo de naturaleza patronal. Por ello, luego de muchas marchas y contramarchas, y sometido a la presión de la CONFIEP y del Gobierno de un lado y de la propia movilización, del otro, al final un sector (que excluye a la mayoría gobiernista del fujimorismo, el Partido Morado, y sectores de Acción Popular, APP y Somos Perú), se puso de acuerdo en dicho proyecto donde se establece como única concesión a los trabajadores la entrega de un Bono de 9.50 soles diarios.

Esta salida fue negociada por Podemos, Unión por el Perú y el Frente Amplio, las bancadas que se desgañitan presentándose como auténticas representaciones del pueblo pobre, pero que, con dicho resultado, solo muestran hasta dónde puede llegar el juego parlamentario que es conceder hasta el límite que le permite la representación mayoritaria de la patronal.  

Pero desde el punto de vista de esta misma patronal, el esfuerzo de estas bancadas no ha sido inútil porque lograron que los trabajadores abandonaran el bloqueo con el engaño de que todo se resolvería en el Congreso, y ahí tenemos los resultados. Ahora la lucha debe retomarse en condiciones más difíciles, con un proyecto aprobado en mayoría, que incluye al Frente Amplio erigido en el vocero parlamentario de los huelguistas.

Desmontando el bloqueo por unos días no solo ganaron tiempo para aprobar un proyecto que burla las demandas de los obreros sino además ganaron tiempo para que el gobierno ordene su dispositivo represivo, y para que la patronal ataque desde todos sus flancos la justa lucha agraria. Nunca antes hemos asistido a un ataque simultaneo y que incluye todas las formas, desde las que reconocen de manera hipócrita las demandas obreras hasta aquellas que la acusan de ser productos de la subversión, pero solo para ningunearla y para proteger los intereses de los grandes latifundistas, bajo el pretexto de que podrían quebrar y ocasionar despidos masivos.

Entre todos ellos el principal vocero y defensor de la patronal ha sido y es el gobierno de Sagasti, del gobierno surgido con el voto y apoyo de la “izquierda”, y que tiene en la presidencia del Frente Amplio en el Congreso a su principal aliado, y en el Partido Morado y de JP de Verónika Mendoza, los mismos que en las actuales elecciones pretenden ofrecerse como alternativas.

La demanda de los obreros agrarios es clara: 70 soles de aumento al básico. En cambio todos ellos se han unido en torno a rechazar esta propuesta, y solo debaten entre entregar un centavo más o menos a los obreros con el argumento de que sea “racional”. Así, para la AGAP (Asociación de Gremios Agroexportadores del Perú) “racional” significa ofrecer un 15% de Bono, para el Gobierno significa ofrecer unos puntos más que la patronal, y el Frente Amplio ubica lo “racional” en torno a lo que votó con la mayoría del Congreso. Los obreros rechazan todas estas propuestas.

La demanda obrera de un jornal base de 70 soles es absolutamente racional y se justifica por sí sola. Se trata de un monto que es acorde a la prosperidad que gozan las empresas del sector, es acorde al esfuerzo físico que realizan y que han dejado por 20 años para que esta industria florezca, y es lo mínimo que se necesita para sobrevivir. Los obreros piden 70 soles cuando sus pares en Chile cobran el equivalente a 70 dólares diario mientras sus empresas siguen ganando a manos llenas.

Si una empresa considerada mediana, con beneficios tributarios que le da el Estado y en condiciones de producción de libre mercado no puede ofrecer un salario mínimo de 70 soles es porque, o quiere como seguir chupando hasta la sangre obrera para seguir acumulando, o es absolutamente ineficiente; en cualquier de estos casos no pueden seguir operando y los trabajadores agrarios deben exigir su nacionalización sin pago y bajo el control de los trabajadores. Esa debe ser nuestra respuesta firme a la afrenta patronal.

En cuanto al apocalipsis de los cierres de empresas y los despidos que anuncian los empresarios no le tengamos miedo: no van a cerrar ni despedir porque de otro modo matarían a su gallina de los huevos de oro. Y si algunos de ellos lo hacen, reiteramos, exijamos su nacionalización sin pago.

Todo esto, en realidad, no hace más que poner en evidencia la absoluta mezquindad que caracteriza a los empresarios cuando tratan los salarios obreros, mientras pagan fortunas a sus ejecutivos, y callan ante los 30 y 50 salarios obreros que cobran los congresistas y funcionario del Estado porque están colocados a su servicio.  

Indigna a los obreros no solo el miserable bono de 9.50 solo sino que no sea remunerativo. Ellos piden aumento de salario y no bono porque el aumento salarial es lo único que expresa la compensación por las horas de trabajo en tanto que el bono es una dádiva como el que se reparte a los jubilados y población indefensa. Indigna a los obreros que para disfrazar su remuneración se sume en ella todos los otros beneficios sociales, por lo que piden que se discrimine y se hable solo del aumento y pago de la remuneración básica, más sus otros derechos; un salario de 70 soles que les permitan vivir ahora, y que se respete sus otros beneficios porque son los únicos con los que cuenta un trabajador para enfrentar contingencias.

La CONFIEP dice incluso que los aumentos no deben ser tratados en el Congreso ni menos en una Ley sino en el Consejo Nacional del Trabajo (vaya, coinciden con la CGTP dice los mismo), porque no quieren dejar el precedente que las demandas se resuelvan por ley en el Congreso. Pero estos sinvergüenzas no dicen que el tema se debate en el Congreso porque ellos mismos fijaron por ley (en la LPA) la asignación del salario mínimo para los obreros agrarios, y ahora se volteó la tortilla porque los obreros en lucha exigen sus derechos en esa misma instancia.

Detrás de esta hipocresía lo que en realidad dice la CONFIEP es que tiene miedo a que los otros sectores de la clase trabajadora vayan por lo mismo, a exigir que el salario mínimo general sea de 70 soles, que se eliminen las servis y contratas, etc.

En efecto, de esto se trata la actual lucha. Los agrarios plantean una demanda justa. Pero esa demanda no es otorgada no porque los empresarios no pueden sino porque otorgarla significa cuestionar todo el sistema de explotación basado en salarios miserables y derechos recortados, donde no pueden reconocerle beneficios a un sector y negárselo a los demás.

Por ello la lucha agraria es la lucha de toda la clase obrera, por sus derechos y su aspiración a una vida más digna, y por ello su lucha actual que ha ingresado a una etapa difícil y definitiva, depende de lo que haga el resto de la clase obrera para sacarla de su aislamiento y para inclinar la balanza a su favor, infligiéndole una derrota a sus enemigos del Gobierno, la CONFIEP y de su mismo modelo de sobreexplotación y corrupción.

Los agrarios, hombres y mujeres, sus familias, sus hijos, miembros todos de la clase obrera oprimida y explotada por años por este régimen capitalista, han hecho y hacen una lucha ejemplar y heroica, dejando en ella su sangre y su vida. Lo que nos corresponde es sumar a ella todos los batallones de la clase trabajadora con nuestras banderas, para que ganen y para ganar todos con ellos.   

Hay que rechazar la represión del gobierno y la criminalización de la protesta, y defender el derecho a la autodefensa. Hay que hacer nuestra la demanda de un salario base de 70 soles para los obreros agrarios y para toda la clase obrera. Hay que reclamar el fin de las servis y contratas y por la estabilidad en el trabajo. Hay que reclamar la nacionalización de las empresas que cierren, sin pago y bajo el control de los trabajadores. Hay que demandar que se vaya el gobierno que no solo se niega a resolver la demanda agraria sino vuelca contra ella una feroz represión. Y en torno a estas demandas, producir ya las movilizaciones de apoyo a la lucha de los obreros del campo.

Demandamos a la CGTP que convoque ya a un Paro Nacional Combativo en apoyo a la lucha agraria y por estas demandas. Llamamos a los luchadores a intensificar sus esfuerzos para coordinar y movilizar a las bases obreras.

 

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