¿VACANCIA O NO VACANCIA?

 


El Congreso debate una moción de vacancia presidencial en una competencia por mostrar quién es más incapaz moralmente: el mismo Congreso o Vizcarra.


La única verdad en todo esto es que los trabajadores no ganamos ni perdemos con lo que se resuelva, porque ahí no están en juego ninguno de nuestros intereses, porque con Vizcarra o con quien le suceda la grave crisis que sufrimos seguirá siendo la misma dado que ella no depende de cuál de los empleados de la Confiep ocupe Palacio, sino depende de nuestra lucha.

Sin embargo, los trabajadores no vamos a defender a Vizcarra, al responsable de la muerte por covid de más de 65 mil, en su mayoría obreros y pobres, por desatender la emergencia y priorizar la reactivación de los negocios capitalistas; al responsable de 6.5 millones de despedidos y de 300 mil en suspensión y de múltiples ataques que han sumido en el hambre a la clase trabajadora. Es más, no nos sorprende que aparezcan maquinando mentiras en los casos que se le investiga, porque todos los días escuchamos gigantescas mentiras intentando ocultar la masacre que vivimos, y que son encubiertas por los medios y todos los que hoy lo juzgan.

Tampoco vamos a defender a un Congreso que pretende juzgar la moral del otro cuando sus principales portavoces son más cuestionados, como Urresti, por el asesinato del periodista Bustíos, José Luna, por su manejo mafioso de universidades, Marta Chávez, encubridora del grupo Colina responsable de los asesinatos de La Cantuta y Barrios Altos. De un Congreso que es hijo político del mismo Vizcarra, y que ha dado apoyo a su gestión desastrosa de la crisis sanitaria y económica; de un Congreso que no ha dicho una palabra sobre los ataques a la clase trabajadora y a los que luchan.

Es evidente que, detrás de esta nueva crisis, hay intereses nada santos en ambos lados, y en cada una de las partes, en especial ligados a las elecciones de abril. Es la angurria por el poder.

Al fin de cuentas, presenciamos un nuevo capítulo de la crisis del régimen, crisis que es producto del agotamiento del modelo económico que enriqueció a un grupo capitalista mientras se mantuvo en la pobreza a las mayorías, y que ha corrompido a toda la clase gobernante, incluida a su ala “izquierda”. Su descomposición ahora amenaza con arrastrarnos al abismo, en especial a las mayorías obreras y de pobres.

La salida a esta crisis no está dentro de ella por la sencilla razón de que no puede reformarse lo que está podrido y menos lo que es hijo del mismo sistema capitalista.

La única salida es echarlos a todos con un levantamiento popular que conquiste un Gobierno de los Trabajadores, para lo cual necesitamos poner en pie una dirección verdaderamente revolucionaria dispuesta a llevarla a cabo.

En tanto, estamos en la necesidad, en la urgencia, de poner en pie nuestros organismos de base para salir a la lucha a exigir: atención a la crisis sanitaria ya, castigo con cárcel a los empresarios responsables de contagios y muertes; fin a la suspensión perfecta, los ceses colectivos y recorte de derechos; reposición de despedidos, generación empleo y/o entregue un salario a todos los desocupados, respete irrestricto a las libertades democráticas y sindicales.

Hay que ponernos en acción antes que la putrefacción del Estado de los patrones nos arrastre a una ruina y sufrimiento aun mayor.

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