VIZCARRA HACE MÁS RICOS A LOS CAPITALISTAS DE LA SALUD, MIENTRAS MORIMOS POR COVID

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El tema de las clínicas privadas reafirma que el gobierno enfrenta la pandemia centrado en proteger los negocios empresariales antes que la vida y salud de las mayorías.

Vizcarra amenazó ayer, y todos los diarios y medios de comunicación le dedicaron primera plana, con intervenir las clínicas privadas si no aceptaban atender a pacientes Covid 19 con “tarifa razonables”. A renglón seguido, salieron los voceros de la “izquierda” vizcarrista como del Frente Amplio a saludar el anuncio, mientras desde el otro extremo el coro de los voceros empresariales manifestaban su repudio en todos los términos imaginables, encabezados nada menos que por el alcalde de Lima que muestra así que para algo ostenta el cargo. 

¿Se trataba de una decisión para defender la salud del pueblo? No. ¿Hubo un intento serio de nacionalizar las clínicas privadas? Tampoco. Era puro show. Horas después, entre abrazos, el gobierno firmaría un acuerdo con las privadas poniendo punto final al tema. 

Sin embargo, para Vizcarra y su entorno, lo único que importaba era ganarse una dosis de popularidad, justo en el momento que las encuestas muestran su desplome por el desastre que vive el país y del que él es el principal responsable. Parece mentira, pero son estas miserias las que el gobierno pone en juego no ahora sino en todo momento desde que se inició esta crisis, y no la atención efectiva a la emergencia.

Desde que apareció la pandemia se trataba de dedicar todos los recursos disponibles para salvar vidas: infraestructura sanitaria, equipos, personal, etc. Debido al modelo que se construyó basado en empoderar al capital en todo, hasta en los servicios básicos como la salud, la mayoría de dichos recursos están en manos privadas. Por eso no había, ni hay, forma de proveerse de todos los recursos para enfrentar la pandemia sino es echando mano a la numerosa red de clínicas privadas que administran una infraestructura mayor a la del Estado (1,800 camas y 350 UCI), y a los privados que controlan la industria farmacéutica, la red de farmacias, las plantas de oxígeno, entre otros. Pero todo este tiempo, Vizcarra prefirió proteger estos grandes negocios y dejar que la gente muera, negocios que además hacen inmensas fortunas con la crisis.

¿Pueden ser así tan irracional o inhumano el mundo en que vivimos? Sí. Porque es un mundo capitalista cuyo fin es generar ganancia, y donde además los capitalistas son los que ponen las leyes, el gobierno y hasta la pléyade de comentaristas encargados de demostrar que lo irracional es racional y que lo inhumano es perfectamente humano.

Lo cierto es que el día 101 de la pandemia apareció Vizcarra en los medios con su amenaza de intervenir las clínicas privadas pretendiendo salir en defensa la salud del pueblo. ¿Qué amenaza? Las Clínicas privadas cobran entre 8 y 10 mil soles por día de atención a pacientes con Covid 19. Para que estas clínicas atiendan a pacientes del programa SIS el gobierno les ofertó un pago de 3,700 soles por día, ante la cual ellos hicieron una contraoferta de 6,700. Esto era todo el problema: una miserable negociación donde en el centro están los cálculos de márgenes de ganancias de un grupo capitalista por encima de la necesidad y urgencia de salvar la vida de miles. Horas después, el gobierno suscribió el acuerdo con los privados, mediante el cual se compromete a pagará a los privados 55 mil soles por atención de cada paciente, sea por 1 día o por los 21 días de atención. Un negocio redondo. Pero disfrazado de demagogia, así nadie se da cuenta, menos se indigna, y aplaude un acuerdo miserable.

Las clínicas privadas y todos los recursos que demande la emergencia pueden y deben ser tomados bajo el control del Estado sin miramiento alguno porque nos encontramos en una emergencia nacional. Varios gobiernos de ultraderecha tomaron medidas de esta naturaleza, Trump incluido. El mismo Congreso aprobó en mayo un proyecto de ley para que el gobierno tomara el control de las clínicas privadas, pero Vizcarra lo desestimó argumentando que iba contra la “libre empresa”. Es lo mismo que ha hecho con el caso de las medicinas y oxígeno, y ahora refirma suscribiendo un contrato millonario con las clínicas privadas. 

Este es el problema central que tenemos en el actual momento y que necesitamos comprender en toda su dimensión: la única manera de salvar nuestras vidas, trabajo y salarios es echando mano, aunque sea de una parte, de las inmensas fortunas capitalistas, que al final de cuentas es producto de nuestro trabajo y de generaciones de obreros. Como Vizcarra no lo hace sino está empeñado en hacer más ricos a los capitalistas, mientras nos condena a morir por Covid o por hambre, lo que nos queda es luchar clara y firmemente por esa salida.

La disyuntiva es muy clara: nuestras vidas o sus ganancias.

 


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