MUERTE EN ALICORP



También en Laive, Tottus, Sedapal….¿Cuántos más obreros y obreras debemos morir para mantener la ganancia capitalista en plena pandemia?

Estos días fuimos impactados por la noticia de muerte de 2 obreros de Alicorp, uno de ellos de la planta de galletera y el otro de detergentes, por Covid 19. Esto, en realidad, solo puede ser el principio de una situación peor porque dada el mutis de la empresa, no se conoce con exactitud la cantidad de infectados en toda la corporación y detalles sobre el estado de los enfermos; en la pequeña plantas de Molino Santa Rosa, por ejemplo, se conoce de 6 o más infectados.

El caso Alicorp no es el único y el hecho cierto es que con la propagación social del virus éste también se habría propagado en todos los centros de trabajo. Un reflejo de esto es lo que ocurre con la Policía Nacional donde los infectados llegan a 2,600 y los decesos a 23, mientras decenas en largas colas esperan realizarse la prueba en el Hospital de Policía.

El único caso que se conoce hasta el momento de una masificación de los contagios es el caso de Antamina. Al operar contraviniendo la prohibición haciendo gala de ser una empresa modelo que aplica rigurosos protocoles de seguridad e higiene, en la minera se han registrado 206 infectados, de los cuales 17 se encuentran hospitalizados. En el BCP se registró la infección de más de 33 trabajadores de diversas agencias. Lo mismo sucede en infinidad de empresas aunque las cifras que se divulgan no son las verdaderas porque las empresas ocultan información, exponiendo más a sus trabajadores al contagio.

El escalamiento del contagio es acompañado por un creciente aumento de la tasa de muertes. Al día de ayer lunes 27 de abril se registraron 782 muertes, 55 más que el día anterior. Y el domingo se registraron 28 más que el día sábado y éste 60 más que el viernes. Todo indica que la tasa de muertes por Covid 19 es la que más sube de todas las estadísticas, y ya es una de las tasas más altas de América Latina. Y esto por la carencia alarmante de respiradores mecánicos, UCIs y personal especializado, que podría salvar a muchos.

La realidad parece ser más catastrófica. En una investigación realizada por Ideele Reporteros a los mortuorios de Lima y Callao, encontró que el 24 de abril, mientras oficialmente se reconocía el deceso de 240 personas por coronavirus, el registro de crematorios reportó 1,005 cadáveres entre confirmados y sospechosos de coronavirus; esto es cinco veces más que la cifra oficial. Esta información se corrobora por la denuncia que ayer realizaron los trabajadores del Hospital Hipolitito Unánue, que, entre otras cosas, señalan el amontonamiento de cadáveres en el mortuorio por carencia de recursos para su incineramiento.

La poca información que existe sobre fallecidos en centro de trabajo, hasta el momento reportan 1 en Laive, 2 en Sedapal, 2 trabajadores de limpieza pública, 1 en Tottus, 1 en Metro; y habrían también otras víctimas en Leche Gloria y Mondelez.

Represalia patronal

Es evidente que el panorama es muy desolador y en ella tienen responsabilidad principalmente las mismas empresas que no han activado un riguroso sistema de seguridad e higiene en los centros de trabajo. Ante ello lo único a lo que atinan es a ocultar información. En Alicorp, por ejemplo, la empresa no informa nada a los trabajadores sobre los caso del personal infectado: ellos son derivado al MINSA porque la empresa dice que “no tiene recursos” para comprar pruebas y evaluar a todo el personal bajo sospecha, y ahí quedan a su suerte, sin recibir la mínima atención de la empresa. Y luego de poner en cuarentena a los infectados lo único que hace es ordenar la fumigación de las áreas de trabajo para reanudar de inmediato las labores. “Aquí somos carne de cañón, cae uno y colocan a otro, pero la producción no debe parar”, nos dice un dirigente que no desea revelar su nombre, graficando claramente lo que sucede en las fábricas.

Si trabajas puedes morir de virus. Si no trabajas te declaran en “suspensión perfecta”. En cualquier caso, el empresario gana y el trabajador (y su familia) corre el riesgo de enfermar y morir por el virus o por el hambre.

La situación es aún peor en Molitalia. Informados los obreros de que un trabajador estaría en cuarentena por coronavirus, al ir a solicitar información a la empresa ésta sólo se limitó a decir que “oportunamente se informará el caso”, con lo que dejó sembrado el miedo. En otra oportunidad, ante la confirmación de un caso de infección y la puesta en cuarentena de dicho trabajador, un grupo de trabajadores se apersonaron a RRHH no solo para solicitar detalles sobre el caso sino también para sugerir la desinfección de las áreas de trabajo para controlar el riesgo de infección; ellos recibieron por toda respuesta una sanción disciplinaria contra uno de los dirigentes bajo la acusación de que habría proferido ataques difamatorios a la empresa.

Estas políticas buscan mantener bajo control toda la verdad sobre los casos de infecciones y de muertes, con el único fin de mantener la continuidad de la producción. Así, mientras trabajan amenazados por el Covid y las represalias de la empresa, lo que ahora incluye la suspensión perfecta y los ceses colectivos, muchos están prefiriendo bajar la cabeza para mantener el empleo, aún a riesgo de su propia salud y vida. Una actitud que solo se explica por la falta de acción o directamente la debilidad de las organizaciones sindicales.

¿Qué debemos hacer?

1.Ante todo, reclamar transparencia en la información. Ante el desborde de la pandemia que ha puesto a luz la calamidad de todo el sistema de salud, el gobierno ha suspendido el acceso al Portal de Transparencia bloqueando el acceder a información pública, y ha convertido las conferencias de prensa del presidente en simples monólogos donde los periodistas no pueden preguntar en forma directa, lo que ha merecido la protesta del gremio periodístico. En el sector privado la “mordaza” es mucho peor porque hacen uso de su poder al interior de las empresas y de sus “reglamentos internos”.
Debemos exigimos al MINTRA que informe la cantidad de infectados, los estados de los mismos, y de los fallecidos en los centros de trabajo. Solo con una información veraz podemos evaluar el grado de riesgo a que están siendo expuestos los trabajadores e identificar cuáles son los lugares críticos, y exigir medidas que la mitiguen.

2.En cada centro de trabajo debe formarse Comités de Seguridad e Higiene (ad hoc a los que existen por ley) que se encarguen de velar por el estricto cumplimiento de los protocolos de seguridad e higiene establecidos: distanciamiento social, uso de mascarillas y gel, limpieza regular de áreas comunes, medición de temperatura etc. Y para que instruyan a cada trabajador a mantener conductas de distanciamiento e higiene en todo ámbito.

3.Ante la sospecha o confirmación de casos, demandar la realización de la prueba molecular para todo el personal del área y de los entornos familiares, y su ingreso a cuarentena hasta su descarte y puesta bajo control.

4.Exigir que la empresa se haga cargo de acompañar a los trabajadores enfermos ara asistirlos en lo que necesiten.

5.Darle un seguro de vida, tal como se ha hecho con el personal médico, por realizar una labor bajo altas condiciones de riesgo, a fin de que las familias de estos trabajadores que en su mayoría son pobres, no queden desamparadas.

Los trabajadores no somos objeto de desecho como pretenden los capitalista. Hacer respetar nuestro derecho a la vida y al trabajo, en esta hora, solo depende de nuestra lucha unida y decidida.


  

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