LOS MUERTOS QUE VIZCARRA NO QUIERE CONTAR
¿Acaso los pobres no tenemos derecho
a que nos cuenten ni cuándo morimos?
Fue una
sencilla operación: se contó los muertos en los crematorios y se los comparó
con los que “oficialmente” reconocía el gobierno. Otro periodista comparó la
cifra de muertos de un día de abril con la misma del año pasado y estableció que
la diferencia era por el Covid-19. La diferencia de muertos que Vizcarra no
reconoce u oculta en cada una de sus presentaciones a la prensa, es el triple, si no más. Y son nuestros
porque los que están muriendo son obreros y pobres.
¿Por qué
tanta insania para esconder o trucar la cantidad real de muertos? ¿Acaso los
pobres no tenemos derecho a que nos cuenten ni cuándo morimos? Duele, pero
sucede en todo y todos los días. Ocurre en la cantidad de infectados que es
mucho mayor, en la falsa cantidad de respiradores y UCIs, en la mentira sobre
la efectividad de las pruebas serológicas. Es casi todo lo que dice y declara Vizcarra.
Ensoberbecido porque las encuestas que le señalan una aprobación del 90%, se
cree con la licencia de hacer y decir lo que quiere.
Fracasó el plan Vizcarra
Hoy es una
verdad reconocido por casi todos que la propagación del virus y sus males pudieron
controlarse con un sistema de salud público equipado y eficiente, y con una economía
capaz de garantizarnos un confinamiento con pan. Pero nada de esto nos garantizó
ni garantiza Vizcarra.
La economía
capitalista tiene como finalidad generar ganancia y todo lo que estima un “costo”
lo desatiende. Por eso mientras al mismo tiempo que nos exhibían el “éxito” del
modelo económico que aplicaron en los últimos 30 años (“éxito” reflejado en la
gigantesca riqueza que acumularon unos cuantos), nuestro sistema de salud
pública fue desmantelado, al igual que otros servicios públicos, y la actual
crisis nos agarró desnudos, permitiendo que mueran médicos y enfermeras por
carecer de implementos de bioseguridad, con trabajadores de salud impagos y
muchos hasta sin contratos de trabajo. Por eso también mueren y seguirán
muriendo pacientes que no consiguen un respirador, y muchos perecen y perecerán
en sus casas o en las calles porque no hay camas en los hospitales.
Pero el
gobierno tampoco nos garantiza un confinamiento con pan pese a que anuncia
bonos y bolsas de alimentos que casi nunca llegan. Casi nunca llegan porque el gobierno
absolutamente ineficiente no sabe quiénes son los pobres ni dónde vivimos: la
primera cuota del “bono” aún no termina de entregarse y la entrega de la “bolsa”
aun no llega ni a la mitad de sus destinatarios. Por eso tampoco saben que casi
mitad de las familias no tienen frigider y Vizcarra tiene que hacer el papelón
diciendo “señoras compren para toda la semana”. Por eso tampoco pueden evitar los contagios en los penales y solo saben disparan a matar contra los desesperados amotinados permitiendo en los hechos una matanza. No pueden ayudar a 150 mil provincianos que huyen de la capital a pié por la peste y por el hambre. Son ineficientes hasta para
comprar: los equipos de protección médica adquiridos para la emergencia son de
mala calidad que se desechan al poco uso. Los respiradores adquiridos en su
mayoría no funcionan...
Y ya sabemos
que la otra cara de la ineficiencia es la corrupción, ese cáncer que mostró
todo su rostro en el caso Odebrecht. Ahora la corrupción pasa su propia factura
donde el caso del Ministro del Interior renunciado por la escandalosa compra de
bienes sobrevaluados, es solo un botón.
Ante todo
esto, cuando no, nuestro presidente, mismo Pilatos, se lava las manos. Culpa de
todos sus fracasos a los gobiernos pasados como si él hubiera empezado hoy y no
hace cuatro años, y por tanto tiene responsabilidad directa en toda esta
situación. Se lava las manos cuando culpa como responsables de la propagación
del virus a la gente pobre que sale a buscarse el pan de cada día y encima
amenaza con multarlos.
Se defiende
como puede pero no le da derecho a mentir, como en el caso de los muertos que
no cuenta. ¿Al inicio de esta Odisea no nos dijo que gracias a él estábamos mejor
que Italia y España y que por ello no tendríamos tantos infectados ni muertos
como en dichos países? Lo cierto es que ahora estamos en camino de alcanzar los
niveles de Italia y España. ¿No dijo Vizcarra en la primera cuarentena, luego
en la segunda y después en la tercera, que estábamos prontos a llegar a la
curva de infecciones? ¿No habló del “martillazo”? La pandemia, sin embargo, no
dejó de expandirse ni de seguir matando ni por un minuto.
No hay
ninguna duda que la burda presunción de que somos mejor que España, Italia y
EEUU pronto se verá rebasada con el crecimiento exponencial de esas cifras terroríficas,
agravado por el hecho de que “empezamos antes” pero estamos o estaremos peor
que ellos. Cuando se trata de las mentiras del presidente no son un problema “moral”
sino de la vida de la gente pobre.
Es claro
hasta para un ciego que el plan de Vizcarra fracasó de plano. Se dice, que
podríamos estar peor. Sí, seguramente. Pero podríamos estar mucho mejor si no
fuera por la absoluta incompetencia y la política del gobierno, una crítica que
ahora muchos lo aceptan.
“No podemos estar todo el tiempo en
cuarentena”
Sin embargo,
este mismo Vizcarra ahora cambia de discurso. De la defensa de una rigurosa
cuarentena pasó a plantear el reinicio de actividades. Del llamado a no salir
de casa por nada ahora se compadece hasta de los chicos: “los chicos no pueden
estar mucho tiempo encerrados”, dice, mientras anuncia el reinicio progresivo de
actividades el próximo 11 de mayo.
Esto significa una sola cosa: admite que su plan fracasó. Con la diferencia de que ahora habrá actividades mientras cada día aumentan los infectados y los muertos. Exactamente lo opuesto a lo que se dijo que no ocurriría como en Italia o España. Estos países pasaron el pico y ahora inician la normalización de actividades; y aquí se reinician las actividades cuando la pandemia se encuentra ¡cuesta arriba!
Guardando la
lógica inicial, lo que corresponde es
mantener la cuarentena y mejorar o cambiar las políticas que se aplican para
contrarrestar la pandemia y atender las necesidades de la población.
Pero esto no
se puede esperar de nuestro señor presidente porque él es llevado de las
narices por la CONFIEP. Eso lo explica todo. María Isabel León, vocera de ese
antro empresarial, enfáticamente dijo el domingo pasado: “no podemos vivir en cuarentena”, y a renglón seguido Vizcarra cambio
su discurso. Claro: cuando doña María dice “no vivamos en cuarentena” se refiere
a los trabajadores porque ellos, los empresarios, seguirán monitoreando sus
negocios desde sus confortables casas. Para convencernos también de lo mismo
sus voceros de la gran prensa lo dicen también de otro modo: “no hay salud sin economía”, cuando
ellos tienen asegurados su salud y sus economías.
Vizcarra y
la CONFIEP han acordado pues un plan de normalización de actividades por fases
que se iniciará el 11 de mayo. Muchos trabajadores y pobres aceptan a regañadientes
este plan porque temen perder sus empleos o porque tienen que buscarse el pan, a
sabiendas de que pueden enfermar o morir ellos o los suyos porque la pandemia
está en su fase más crítica. Esto no significa aprobación a Vizcarra. Significa
que, como nuestro verdugo, nos coloca contra la pared a escoger entre morir de
hambre o exponernos a morir por el virus.
¿Y la “suspensión perfecta”?
A todo esto,
¿para que entonces la “suspensión perfecta”? Si se va a normalizar las labores, aunque por fases, no hay lugar para la
“suspensión perfecta”. Celima-Trébol, Indeco, Cerro Verde, etc. tendrán luz
verde para volver a operar en pocos días y no tienen razón para quitarnos
salarios ni empleos. Dos meses de paralización y quizá algunos meses más para que
recuperen su nivel de producción anterior no justifica ni suspensión perfecta
ni despidos masivos. Pero lo hacen y seguirán haciendo por una sencilla razón: aunque pierdan poco todos ellos buscan
recuperar y aumentar sus ganancias aprovechando el pánico, aumentando la
explotación de los trabajadores. Son las leyes de los negocios donde en
medio de la actual crisis hasta el dueño de una bodega aprovecha y alza sus
precios.
La alianza
de Vizcarra con los patrones es tan descarada que lo vemos a cada minuto cuando
protege los intereses de las AFPs, cuando les entrega millonarios créditos a
interés “0” junto a una serie de beneficios, cuando se niega a aplicar un
impuesto a la riqueza, etc.; mientras a los trabajadores nos quita derechos,
salarios y empuja al abismo.
Pero en este
caso ya no se trata solo de Vizcarra. Se trata del mismo Congreso y de todos
los partidos patronales e incluso de los llamados de “izquierda” (Frente
Amplio, Nuevo Perú) que apoyan al gobierno y al mismo ordenamiento capitalista,
aunque se diferencien de él pidiendo más dádivas para los pobres.
Una necesaria reflexión
En estas
horas aciagas en que vemos morir compañeros y familiares mientras nos sueltan
al despeñadero del hambre y la pandemia, es hora de reflexionar sobre nuestra
condición y nuestro futuro. Da la casualidad que estas circunstancias nos cojan
un 1° de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores.
Para los
luchadores el 1° de Mayo nunca fue un día de “celebración” sino un día de lucha
porque recuerda la muerte cruel de un grupo de líderes obreros luchando por las
8 horas, en manos de la justicia capitalista. Si en 1886 fueron colgados este
grupo de líderes obreros por luchar por nuestros derechos, casi siglo y medio
después ese mismo sistema capitalista y sus agentes nos condena a morir por el
virus o por el hambre. Es cruel, pero es la verdad que hoy sentimos en nuestras
carnes. Es la verdad que hoy vemos desde la humildad de nuestros hogares con
nuestros hijos hambrientos y con un futuro incierto.
Basta de Vizcarra.
Basta de su orden capitalista. A la basura con todo lo que nos contaron y
creímos hasta ahora sobre este maravilloso gobierno y su orden. A organizarnos
en nuestros sindicatos, en nuestros organismos barriales y en nuestros partidos
políticos probados en la lucha como el PST, para luchar por salvarnos y salvar
a nuestro propio pueblo.
Por eso, si
algún sentido tiene este 1 de Mayo hoy es precisamente este: hay que acabar con el gobierno y el sistema
capitalista que defiende antes que ellos acaben con nosotros.
Viva la
clase obrera la única clase digna y dueña de su propio futuro
Viva el 1 de
Mayo Obrero, Internacionalista y Socialista
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