LA CGTP PIDE “CONSENSUAR” RECORTE DE NUESTROS DERECHOS CON LA CONFIEP Y VIZCARA LE TOMA LA PALABRA
Quienes deben pagar los costos de la crisis son los que se han enriquecido en años de bonanza y no los trabajadores que fuimos mantenidos en la pobreza.
Atendiendo
al pedido de la CONFIEP que, ante la actual crisis, solicitó carta libre para
despedir, declarar ceses colectivos y suspensión perfecta de labores, el
gobierno anunció la promulgación de un decreto de urgencia. Ante esto, la
dirigencia de la CGTP se ha pronunciado “exigiendo” que haya “diálogo” y “consenso”
sobre dichas medidas, en el marco del CNT (Consejo Nacional de Trabajo), ante
lo cual el gobierno acaba de responder convocando a una reunión de este
organismo en las próximas horas, a fin de “concertar” entre el gobierno, la
CONFIEP y las centrales sobre dichas medidas.
Ante esto,
desde este espacio, decimos claramente que los
derechos obreros son irrenunciables y, por tanto, no se negocian. La clase
obrera consciente jamás negocia la entrega de sus derechos: cuántos serán despedidos,
en qué casos aceptar ceses colectivos y suspensión perfecta de labores, en cuánto
se reducirá los salarios, etc.; que es el único sentido que tiene sentarse a “negociar”
con la CONFIEP sobre el pliego que ha presentado. Es es sobre el pliego de la
CONFIEP que se piensa “consensuar” acuerdos y no sobre un pliego de la CGTP, que
por lo demás ni siquiera ha presentado uno que nos defienda a los trabajadores
y más pobres y sobre el cual gustosos reclamaríamos diálogo e iríamos a la mesa
de negociación.
Ante la crisis: dos salidas y dos caminos
Ante la
actual crisis hay dos salidas y dos caminos absolutamente opuestos e
irreconciliables. La primera es sobre quién paga la crisis: la pagan los
empresarios o los trabajadores. La “propuesta” de la CONFIEP obviamente es que
la paguemos nosotros con nuestros puestos de trabajo y nuestros salarios, que
en las actuales circunstancias equivalen a ser empujados al hambre y a ser presa
fácil de la pandemia. El otro programa es que la crisis la paguen los
empresarios a cuenta de las gigantescas ganancias que acumularon en los largos años
de crecimiento, como claramente lo vienen planteando los sindicatos combativos,
con medidas tales como: a) Que el gobierno prohíba por decreto los despidos,
ceses, suspensión perfecta y recorte de salarios. b) Un salario mínimo para
todos los que no están en planilla, hasta el fin de la emergencia. c) Combate
efectivo a la pandemia volcando recursos para el sector salud con impuesto al
patrimonio de los ricos, etc.
No hay ninguna
posibilidad de “concertar” sobre ni una ni otra salida entre empresarios y trabajadores.
Por eso, los empresarios tienen el camino que el gobierno apruebe y aplique sus
propuestas, tal como ha anunciado, y los trabajadores tenemos el camino de la
lucha para defender e imponer la nuestra.
El camino
del CNT es un engaño, un anzuelo sumisamente invocado por la central. En ese
mismo organismo la CONFIEP propuso la “reforma laboral” que el gobierno hizo
suya aprobando diversas normas, y la central "protestó", se alejó de él y ahora
volvió sin hacer ni un balance de esta experiencia. En ese mismo organismo la CONFIEP defenderá las mismas propuestas que
ya conocemos y que el gobierno, en lo esencial, ya hizo suyas. ¿Qué acuerdo
pide la central en estas condiciones? Por supuesto, a la central le resultará
muy difícil aceptar la propuesta de la CONFIEP y es posible que no haya
acuerdo; pero al concurrir le está dando legitimidad para que el gobierno lo
apruebe diciendo después que es producto del “diálogo”, para infundir confusión a los
trabajadores y justificar así la represión a los que decidan defenderse.
Por ello los
dos caminos son: la conciliación o la lucha, el CNT o las calles. Y la cúpula
de la central, ha optado por el CNT, aunque lo disfrace con lenguaje combativo.
Hay que seguir la pelea desde abajo
Esta actitud
de la cúpula de la central, de colaboración con Vizcarra y los empresarios, es
la continuidad de la misma que sostiene desde que éste asumió el mando, en el
entendido de que es un gobierno “progresista”. Sin embargo, más allá de ciertas
sutilezas como la postura “antifujimorista” de Vizcarra y los que lo apoyan, lo real es que su naturaleza y
vocación es antiobrera. Y eso es lo que importa:Vizcarra fue
el gestor de la reforma laboral de la CONFIEP, promotor de los ceses colectivos
que afectan a los trabajadores de más de 30 empresas y ahora, con esta misma postura,
quiere que nosotros paguemos los costos de la fenomenal crisis en curso.
Defendiendo
esta posición un sector de bases nunca dio tregua ni apoyo al
gobierno y enfrentó sus ataques, como lo prueba la ardua y larga lucha contra
los ceses colectivos y la lucha contra la reforma laboral. Esos
mismos sectores ahora plantean como salida para defendernos del hambre y la
pandemia, la lucha, la lucha unificada por un pliego de emergencia obrero y
popular, opuesto al de la CONIFEP. Es la única salida que tenemos para no morir de hambre o de coronavirus. Tampoco estamos a favor de llevar esta “negociación”
al nivel de cada sindicato con su empresa, como se pretende en forma
demagógica, porque equivale a lo mismo: ahí siempre la patronal impone lo que
quiere.
Lo que queda
es seguir batallando por una respuesta unificada, de todos y todas las
centrales y organizaciones populares, y resistir desde cada barrio y lugar de
trabajo, para detener la angurria empresarial y el servilismo del gobierno de
Vizcarra.
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