VIZCARRA AMENAZA CON LIQUIDAR LA ESTABILIDAD LABORAL

Organicemos la respuesta de la Clase Obrera

Los empresarios reunidos en CADE van a recibir de Vizcarra un anuncio que celebrarán con wiski y banquete: su propósito de suprimir la estabilidad laboral.

Cuando los trabajadores aún no terminamos de digerir las malas noticias de los “ceses colectivos” en una decena de empresas (Cogorno, Universal Textil, San Miguel Pet), el cierre de Textil Hilandera, los despidos masivos en AjinoMoto y Topy Top y otros atropellos laborales. Cuando aún no conocemos los alcances de los decretos antiobreros como el que pulveriza las vacaciones, ahora el gobierno, apoyado en la popularidad que ganó estos meses, anuncia su intención de liquidar la estabilidad en el trabajo.

Que ésta es una decisión de gobierno lo confirmó el lunes 26 el ministro de la Producción Raúl Pérez Reyes, al informar que por acuerdo de Consejo de Ministros el presidente Vizcarra anunciará en CADE un plan para elevar la producción y productividad, donde la única medida de ese plan será flexibilizar la contratación y facilitar los despidos.

El ministro de Economía Carlos Oliva ha sido más explícito al anunciar que en realidad se prepara un decreto para restablecer el despido arbitrario, para echar abajo el precedente que estableció el Tribunal Constitucional y que ha permitido que miles de trabajadores sean repuestos.

El “argumento” esgrimido es el mismo de siempre: los “costos laborales”. Por esos “costos” se dice que los empresarios no invierten, la economía no se reactiva y por tanto no hay más empleos. Mentira. Cualquier trabajador sabe muy bien que sus salarios representan una fracción insignificante en la contabilidad empresarial. Sabemos también que en 20 años de neoliberalismo se han enriquecido los Belmont, Graña, Benavides, Romero, en total 17 familias, mientras pagaron salarios miserables. La  “estabilidad laboral”, además, apenas alcanza a 2 de cada 10 trabajadores “formales”, por lo que en nada podría incidir en el conjunto de la economía.

Lo que en realidad se busca suprimiendo la estabilidad laboral, es reactivar las ganancias expoliando más a la clase obrera. Ahora lo intentan con ceses, despidos, no atendiendo pliegos; pero no bastan, quieren ahorrarse el pago de compensaciones y sobre todo la resistencia y lucha que hacen los sindicatos.

¿Cómo hemos llegado a esta situación de que un gobierno nacido precario llegue ahora a amenazarnos con un zarpazo como no hizo ningún gobierno anterior?

En gran medida porque se ha adormecido al pueblo trabajador con la idea de que éste es un gobierno popular.

Vizcarra es heredero del gobierno de derecha de PPK que se fue por corrupto. Su vena reaccionaria lo revelaron su pacto bajo la mesa (en un inicio) con el fujimorismo y el gasolinazo de junio. Colocado en una situación en extremo precaria, dio un giro haciendo campaña “contra la corrupción” con cuatro reformas y la convocatoria a un referéndum inflados a propósito. ¿Objetivo? Ganar “popularidad”. ¿Para qué? Para recargar sus ataques a la clase obrera.

Lo ocurrido entre el gobierno y el Congreso ha sido un juego burgués para el gusto de las clases medias, como quien arroja alpiste a los pájaros. Los trabajadores debíamos denunciarlo tomando en nuestras manos la lucha contra todos los corruptos y por una salida desde abajo a la crisis de los de arriba. Pero la mayoría de la “izquierda” y la central sindical, que no creen en los trabajadores y se mueven por intereses electorales, se sumaron al corso de Vizcarra, inyectando así enorme confusión y adormeciendo a los trabajadores. El “éxito” de Vizcarra no es pues por sus logros, sino por el apoyo que le dieron y dan esas direcciones a toda su farsa.

Ahora el panorama comienza a despejarse. De las grandes soluciones (las reformas y el referéndum) ya nadie habla. Para el voto del domingo 9 nadie sabe qué hacer. Frente a los grandes corruptos como PPK y las empresas “consorciados”,  nada hace. El Vizcarra “anticorrupción” se desinfla hasta ante el pedido de asilo de Alan. Correlacionado por el otro sector de derecha que no quiere que les caigan los mismos rigores judiciales a sus propios corruptos, Vizcarra se corre a su lado. Por eso hasta lo poco avanzado en las investigaciones contra el fujimorismo gracias a un juez y un fiscal que, en medio de la crisis del Estado, actúan con independencia y como lo reclama el pueblo, corre el riesgo de retroceder o quedarse ahí.

En respuesta la CGTP ha convocado a una marcha para el jueves 29, que empalma con otra de los estatales exigiendo al gobierno promulgue la ley que les reconoce la negociación colectiva. Es una buena iniciativa, pero no suficiente. Para la central el problema no es con el gobierno sino solo con uno de sus ministros. Para la central tampoco se trata de iniciar una lucha sino de usar la presión de las calles para instalar una “mesa”, o mejor dicho para “concertar” en el Consejo Nacional de Trabajo (que es lo mismo que el gobierno ofrece como engaña muchachos). Señores: los trabajadores jamás concertamos nuestras conquistas con los patrones. ¡Los defendemos! 

Todo el actual discurso de la central se acaba cuando vemos que no va más allá de la convocatoria a esta movilización en momentos que necesitamos más, como un Paro Nacional Combativo, que eche atrás los ceses colectivos y despidos masivos, que fuerce a las empresas a resolver los pliegos, que obligue al gobierno a reconocer la negociación colectiva en el Estado, que derogue los decretos antiobreros y que se archive los intentos de liquidar la estabilidad laboral. Además, necesitamos empoderar a los trabajadores y sus organizaciones tomando en nuestras manos la lucha contra la corrupción y todos los corruptos porque ya sabemos que ésta no avanzará con las manos del gobierno. Necesitamos derrotar el plan neoliberal, fundamento de todos los abusos que sufre la clase trabajadora. Todo esto implica enfrentar clara y abiertamente a principal responsable que es el gobierno de Vizcarra, y a las instituciones estatales y los partidos burgueses que lo sostienen, y abrir la perspectiva de una salida de fondo al desastre a la que nos llevan con un Gobierno de los Trabajadores.

Como la dirigencia de la central no garantiza nada con su falsa orientación, los luchadores y dirigentes más conscientes que resisten en las fábricas, debemos tomar en nuestras manos el impulso, coordinación y orientación independiente de esta lucha, desde abajo, y si es posible desde cada fábrica. Esta es la tarea urgente que tenemos hoy. Mañana puede ser tarde. Y hay que hacerlo con nuestra máxima bandera que es la unidad y frente único, como lo haremos este jueves 29 marchando todos unidos contra el gobierno y los patrones.